EDITORIAL

Ese complejo mundo de las normas

Por Jorge Dell¨Oro / Arena Pública Consultores

El crecimiento de normas internacionales ha rediseñado de forma permanente el orden económico mundial. Si bien contribuyen a considerables beneficios para los países ricos y las grandes empresas multinacionales que las implementan, amenazan con marginar a las economías en desarrollo como la Argentina. Al no contar con las herramientas para seguir este ritmo de estandarización, estos países corren el riesgo de quedar rezagados en la estructura global.

El Informe «Desarrollo Mundial 2025: Normas para el desarrollo», publicado recientemente por el Banco Mundial, contiene un detallado análisis del panorama normativo a nivel mundial. Según el organismo, la estandarización no solo facilita el transporte de mercancías, sino que constituye el pilar sobre el cual se asienta la expansión del comercio mundial.

Sin embargo, desde los inicios del siglo XXI, estas normas también han servido como armas en las disputas comerciales. Las medidas no arancelarias, como las especificaciones fitosanitarias sobre plaguicidas o los requisitos de etiquetado,  hoy moldean y, en muchos casos, condicionan al 90 % del comercio global.  Para los países en desarrollo, quienes suelen presentar mayores limitaciones en recursos técnicos y tecnología, estos requisitos se presentan en la práctica en barreras que fragmentan los mercados y profundizan las brechas de desarrollo.

Es más que probable que las normas digitales puedan tener un golpe igual en el comercio de servicios. Los países que adaptan, ordenan y formulan normas en forma activa, tienen a su favor que son un instrumento importante para el crecimiento y la disminución de la pobreza.  Indermit Gill, Chief Economist of the World Bank Group and Senior Vice President for Development Economics, declaró: “Las normas son centrales y, al mismo tiempo, están poco valoradas, cuando se establecen debidamente, pasan desapercibidas: el barco navega por el canal, el edificio resiste un terremoto, un kilogramo pesa lo mismo en Kenya que en Canadá, y nadie se detiene a pensar en los beneficios que eso genera.”

El documento propone, en pos de reducir las asimetrías existentes entre los países, la adopción progresiva de los estándares internacionales mediante la alineación de los mismos a las condiciones locales. El fortalecimiento de las capacidades nacionales es, en última instancia, lo que permite aumentar la apertura y la competitividad en los mercados externos.

En este escenario, Argentina tendrá que empezar a considerar las normas actuales y por venir, no solo como una exigencia externa, sino como una herramienta en su desarrollo económico y crecimiento de largo plazo.

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