Por Enrique Morad / Arena Pública Consultores
Inicio de año y vacaciones: “as usual”, buen momento para revisar las tendencias que afectan nuestra vida en sus dimensiones personal y social o laboral; buceando, con mirada abierta y actitud menos urgida, el sentido más profundo de los movimientos que se dan por debajo de la superficie.
Dos datos ocurrieron sobre el fin de año y darán que hablar más allá de lo inmediatamente previsible. El primero fue el doble movimiento de Esteban Bullrich en diciembre: el libro que presentó al frente de un equipo, evidenciando el colapso institucional de la Provincia de Buenos Aires y proponiendo su división en cinco nuevas provincias, conforme lo prevé la Constitución Nacional y en condiciones de modernizar la gestión, ganar competitividad y eficacia, reducir costos, trasparencia y un largo etcétera en beneficio de los casi 18 millones de argentinos que llevan veinte años sumidos en una decadencia ininterrumpida e ineludible si no se cambia su vetusto paradigma institucional, tal como quedó acreditado a lo largo de la pandemia. Propone un camino rápido y posible para cambiarlo y lo hizo abriendo un diálogo con referentes notables y con las usinas de reflexión del oficialismo y de la oposición. Involucra al 40% de los argentinos, la propuesta es contundentemente beneficiosa para todos, solo castiga a los pocos que ganan con la actual ineficacia, que van quedando a la intemperie… ¡Y la propuesta se gestiona con la intervención de actores de la sociedad civil detrás de los objetivos de desarrollo sostenible!
El segundo movimiento de Bullrich, apenas cuatro días después del primero, fue su renuncia al cargo de Senador Nacional por Buenos Aires, con un mensaje noble y contundente que no tiene parangón desde el retorno de la democracia, al reconocer su debilidad física y, por tanto, la necesidad de abandonar sus funciones, señalando que “no hay liderazgos personales imprescindibles, pero hay actitudes imprescindibles” entre los líderes, a la vez que anunció que continuará su tarea política. Lo que inmediatamente fue reconocido por la sociedad en su conjunto; hoy Esteban Bullrich, con su enfermedad a cuestas y sin cargos, se ha convertido en un referente moral en el país y sus reflexiones se agigantan incluso más allá de las fronteras.
El otro suceso ocurrido a fin de año, trae datos a la superficie que los empresarios debemos tener en cuenta. Se refiere también a la provincia de Buenos Aires. Se trata de la ley bonaerense que corrigió la de 2016 para bloquear las reelecciones indefinidas. El tema produjo una ruptura transversal en los alineamientos políticos de la provincia que, insistimos, representa el 40 % del país y de su electorado, y por lo tanto reclama un ejercicio de la prudencia política muy ajustado para sus legisladores.
Es un tema técnico y complejo. Reclama afinar el entendimiento y dejar de lado las interpretaciones pasionales, porque se convirtió en un búmeran para sus objetivos, justamente por ligereza en el proceso legislativo inicial. El objetivo de 2016 era facilitar la renovación de los cuadros políticos provinciales pero hubo un error en su redacción que con astucia los más fogueados funcionarios bonaerenses supieron aprovechar. En la doctrina se distinguen dos situaciones: ser elegido dos veces y efectivamente ejercer dos mandatos, estableciendo bajo qué condiciones se lo considera ejercido; en general ejercerlo hasta la mitad del mandato se considera completo y hasta un día menos considerarse como no iniciado. Otras leyes establecen que con solo iniciarlo se debe considerar que bloquea la posibilidad de reelección. Pero todo esto no se previó en la ley de 2016. Incluso la ley tenía otra debilidad y es que legislaba hacia atrás, considerando que el mandato en marcha ese año debía ser considerado como el primero. Así las cosas, lo cierto es que una treintena de intendentes y funcionarios tomaron licencias un día antes de la mitad y consiguieron una interpretación judicial que favorecería su nueva postulación en 2023.
La corrección votada ahora cierra estas puertas entreabiertas que dejo la ley anterior y si bien es cierto que corre hacia adelante el cerrojo de las dos reelecciones, también permite mantener activa la dinámica política actual, que autoriza expectativas positivas para muchos buenos intendentes que iniciaron sus gestiones en 2015 y que -tratemos de decirlo con elegancia- “carecieron de la picardía de los mas fogueados”. Ahora todos están en iguales condiciones de movilizarse con energía para lo que será un especio central en la disputa del poder electoral el año próximo.
El dato: las decisiones en la política son más complejas de lo que se suele ver en primera instancia; y leer las profundidades es imprescindible para mantener una mirada estratégica orientada al desarrollo de los negocios y al bien común.
¡¡ Bienvenida la estrategia a las arenas públicas !!